Muestro lo que percibo...

Muestro lo que percibo...

jueves, 29 de abril de 2010

Sentimientos volteados

Llegué caminando a la plaza San Pedro, vestida con el infalible vestidito negro y sandalias altas. Traté de caminar lo más dignamente posible, aunque los adoquines de la vieja plaza no me estaban ayudando. Olvidé mis pies, y me concentré repasando en mi mente y en mi alma, las imágenes y sentimientos que me habían traido hasta aquí. “Debo decírselo esta noche”, me ordené. El ambiente era idóneo: la noche estrellada, la cálida brisa entre los árboles de la plaza que hacían añorar el mar más allá de la muralla. La luna asomándose tímidamente detrás de la torre del campanario de la iglesia, se me antojó curiosa pero discreta. Caminé hasta el restaurant que enfrenta la inglesia y cuyas mesas, a esa hora, ya acogían a varias parejas que conversaban. No me percaté de su presencia, hasta que escuché a mi lado que me decía: “¡Bienvenida princesa!” con su profunda voz y ese acento cantarín con el cual hablan en la zona cafetera. Me volví hacia él, nos encontramos en los ojos y allí mismo, nos dimos un beso. Pensé en ese instante, que después de todo, no iba a tener que decirle a mi mejor amigo, que me había enamorado de él y de su tierra.

1 comentario:

  1. Me encantó este relato, quizás me sentí identificada con él. Mucho èxito, como también espero tenerlo yo algún día, nuestras motivaciones son las mismas y también deseo ser una gran escritora.

    ResponderEliminar