Muestro lo que percibo...

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lunes, 5 de abril de 2010

Escena 1

Esa mañana Alanis se había levantado muy temprano. La presentación del Plan Anual era a las 10am. Este iba a ser una especie de debut en sociedad para Alanis, dado que su jefe, el señor Figuera, le había asignado presentar la sección de Proyecciones de Ventas. La audiencia serían colegas de la Casa Matriz que estarían colaborando durante todo un año con ellos, en la subsidiaria local.
A las 9:45am Alanis se encontraba sola en la sala de conferencias, ajustando la resolución del computador para la presentación. De repente escuchó voces a su espalda, pero en particular una voz masculina que resaltaba. Se volvió y lo vió. Era un hombre de unos 30 y tantos, no muy alto, no muy guapo, pero definitivamente magnético. Alanis lo siguió con la mirada y notó su vitalidad, su seguridad y algo, una fuerza viril y seductora que la hizo caer en cuenta que ella se sentía húmeda y excitada como nunca antes se había sentido. Es que la circunstancia le parecía única, premonitoria.
Alanis sentía su pulso acelerarse y la presión de la sangre en sus centros vitales, el rostro, su vulva. Parecía que se iba a quedar sin aliento, aunque respiraba normalmente, en un esfuerzo por disimular su excitación. Se concentró en terminar de ajustar el computador hasta que le interrumpió Alex, uno de los gerentes locales, quien venía a presentarles a los colegas recién llegados.
Así sin más, se encontró estrechando la mano de aquel hombre, Richard Misakis, quien estaría trabajando con ellos por un año como mentor de Alanis, en el programa de Desarrollo Gerencial. Alanis sonrió lo más “corporativamente” que pudo. “¡Auxilio!” Iba a necesitar de todas sus fuerzas para mantener la compostura.

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