Muestro lo que percibo...

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lunes, 5 de abril de 2010

Adios

La madre regresó a la habitación donde se encontraba su hija empacando sus cosas. Ya casi hacían 3 años desde que la chica había llegado a la capital y todo ese tiempo había vivdo en aquella casa.

“La residencia” como le llamaba la madre, era un apartamento de 4 dormitorios, habitado por una familia que acogió a a chica como a un miembro más. “No de gratis” pensaba la madre, pues la habitación la pagaba puntualmente tarde, cada mes. Pero el hecho de que la chica congeniara y fuera un buen ejemplo paralos hijos de la familia, le ganó un trato cariñoso de la familia.

Hasta que la chica se enamoró. Y eso era algo que ni la madre entendía, pues la chica venía a estudiar, no a perder el tiempo en amoríos. Y menos aun, a poner en entredicho la crianza que había recivbido. Esto último era lo que realmente irritaba a la madre. “y encima, mi hija siente afecto por estagente!, hasta los presentaba como sus tios y primos”.

Así que casi sim ver a los ojos a la hija, le ordenó que se apurara a empacar y ella misma descolgaba vestidos y vaciaba gavetas para que pudieran salir pronto de allí. Cuando su hija quiso despedirse de la familia, la madre le dijo que no hiciera el ridículo, porque la señora la estaba botando porque, desde que tenía novio, ya no se responsabilizaba por la chica.

Todavía en esa época, la la muchacha no dudaba de la palabra de su madre y, aunque la muchacha se limitó a dar las gracias al salir y no demostró la tristeza que sentía, ella se llevó en su memoria solo buenos recuerdos de aquella familia.

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